Manual de uso y disfrute de la música indie

El tradicional déficit bibliográfico de ensayo musical se ha ido paliando a lo largo de los últimos años no solo a través de obras fundamentales de autores extranjeros que estaban inéditas hasta la fecha, sino también, poco a poco, de producción local. Hace unos días llegaba a las librerías Indie y Rock Alternativo (Ma Non Troppo), del periodista musical valenciano Carlos Pérez de Ziriza, un recorrido por esta etiqueta musical, a través de una cuidada línea temporal que cubre desde mediados de los años setenta del siglo pasado hasta la actualidad, incluyendo un apartado dedicado a grupos españoles y latinoamericanos, así como cuidadas monografías de nada más y nada menos que 181 grupos.

Quizás el gran mérito de la ingente labor que hay detrás de esta obra es el carácter divulgativo. Hay, desde luego, mucha obra que predica para el converso y, particularmente en los últimos tiempos, una tendencia a cultivar modas determinadas, como pueda ser la crónica oral o el revisionismo revanchista. Pérez de Ziriza consigue una obra accesible para el profano que, sin embargo, tiene peso específico como obra de referencia y consulta y resulta igualmente nutritiva al lector iniciado en los tortuosos vericuetos de la música indie.

El revisionismo, que muchas veces apenas se sostiene en algunos de sus fundamentos, va dirigido a una parroquia ganada de antemano, como la gente que va a los mítines, destaca el autor, quien, sin embargo, sí que pone en valor obras como Pequeño circo, de Nando Cruz, el colectivo Teen Spirit, de viaje por el pop independiente  o  Música alternativa. Auge y caída, de Ramón Oriol que considera fundamentales pero, desde luego, no especialmente accesibles para alguien que no haya tenido un mínimo de exposición al indie.

A lo largo de las páginas de Indie y Rock Alternativo, el periodista, que publica textos de crítica y análisis musical de manera habitual en las páginas de El País, Efeeme, El Hype o Mondo Sonoro, mantiene un tono alejado de la querencia por la controversia que parece haberse asentado en la ensayística indie de los últimos tiempos aunque, subraya el autor, no neutro. La elección de los adjetivos no es inocente en ningún momento. Hay algunas bandas a las que califico de brillantes, o de tener chispazos de genialidad, y otras a las que nunca trataría como tales. Creo que hay un tono crítico, que puede ser algo más suave de lo que sería en el caso de tratarse de una crítica de un disco o de un concierto. Algo que Carlos Pérez de Ziriza considera lógico. Si quiero poner negro sobre blanco la irritación que me producen Muse, ya tengo otras tribunas en las que hacerlo, como mi crítica del último FIB, destaca.

Del bloque principal de la obra, destaca el sólido pulso con el que el autor establece un mapa espacio temporal en el que, claro, no faltan sospechosos habituales como Sonic Youth y Pixies o luminarias diversas de movimientos como el britpop. Hay también una exploración de intersecciones con artistas de música electrónica como Massive Attack o de otros que trascienden etiquetas como los Beastie Boys yendo, por tanto, a la arquetípica concepción del indie como pop-rock con guitarras eléctricas. «En los 80 casi todas las bandas indies pertenecían al espectro de pop rock con guitarras», apunta el periodista, quien concluye que, sin embargo, «en los 90 todo se diversifica y ya no puede decirse lo mismo».

Carlos Pérez de Ziriza conduce al lector a través de una maraña de fechas, ubicaciones y estilos diversos con pulso seguro y actitud insobornable. La elaboración del libro, asegura, no le ha permitido establecer conexiones sorprendentes, pero sí poner en valor el papel de algunas formaciones. Una de ellas, los Buzzcocks, a los que alaba como bisagra entre la generación punk y el indie. Por su ejemplo autogestionario (el EP Spiral Scratch) y también, aunque apenas se resalte, por su sonido: sus melodías y sus letras anticipan algunas de las claves del indie británico de los 80. También resalta el papel de Bobbie Gillespie, a quien reconoce como hilo conductor del indie británico durante los 80 y los 90. y sus Primal Scream.

De Gillespie recuerda su rol como baterista de los influyentes The Jesus and Mary Chain y su calidad de amigo y en ocasiones, consejero de Alan McGee, quien a través de su sello discográfico Creation Records editó trabajos de grupos británicos de la importancia de los propios Jesus & Mary Chain y Primal Scream además de Teenage Fanclub, My Bloody Valentine u Oasis, entre muchos otros. De Primal Scream, Pérez de Ziriza destaca que fueron centrales, tanto en la generación C-86 como en la fase del sonido Manchester con Screamadelica, el mejor álbum de aquella era, aunque eran de Glasgow, e  incluso con el cyberpunk de XTRMNTR«. Unido eso a que, por ejemplo, la banda recuperase a músicos como Mani (Stone Roses) y Kevin Shields y Debbie Googe (My Bloody Valentine) cuando estaban en horas bajas hace que, para el periodista, los Primal, sin ser una banda de referencia al nivel de Smiths, New Order, Jesus and Mary Chain u Oasis, siempre han estado ahí de una forma o de otra.

El libro lo completa un breve pero interesante epígrafe en el que se repasa el indie español en conjunción con el poco explorado indie latinoamericano del que el autor, reconoce que queda mucho por escribir, y 181 monografías de grupos. Son todos los que están pero, inevitablemente, no están todos los que son.

Ir más allá de la horrorosa portada de Indie y Rock Alternativo nos permitirá, tal y como promete el subtítulo, conocer la historia, la cultura, los artistas y los álbumes fundamentales del género. Todo ello orquestado con el criterio intachable de uno de los mejores periodistas musicales de este país y sin asomo de ego o ajustes de cuentas. Carlos Pérez de Ziriza elige la personalidad sobre el personalismo para ofrecer al lector un valioso texto divulgativo en el que no renuncia a mantener su estilo propio, logrando, sin la absurda necesidad de encaramarse a ningún pedestal, un libro-referente tan útil como necesario.