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Los huevos silenciosos de Rajoy

En La gran aventura de Pérez, Lifestyle 17 septiembre, 2014

Pérez

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Los últimos ciberataques a cuentas de Twitter de varios políticos han dado mucho que hablar: miles de huevos silenciosos se han sumado a sus hordas de seguidores y ellos juran por diocito que no han tenido que ver. ¿Quién ha sido?

Hace unos días un escándalo sin precedentes colapsó la Internet: la cuenta de Twitter de Mariano Rajoy, nuestro líder supremo, tenía chorrocientos mil seguidores falsos (60.000, más o menos), casi todos huevos árabes, claramente falsos. ¡EL ACABÓSE!

Unos días después otros dos políticos aseguraban ser víctimas de ciberataques. El presidente de la Comunitat Valenciana, Alberto Fabra, denunciaba también un sospechoso aumento de seguidores con cara de huevo y el apenas estrenado y para entrar a vivir Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, reconocía también ser víctima de peligrosos malotes que sumaban huevos inactivos a su cuenta de Twitter.

Da qué pensar la diligencia de estos políticos al denunciar estas miles de cuentas falsas, cuando precisamente ellos se caracterizan por utilizar Twitter de altavoz, ignorando la conversación con su comunidad de seguidores. ¿Por qué les molesta tener seguidores falsos si no hacen caso a ninguno? ¿Qué más les da?

Pues sí, sí les da. De cara a la galería, tener muchos huevos queda mal. Da sensación de «ay, nadie me quiere, voy a invitar a Sugus a ver si así me eligen para el partido de balompié, no me importa que nadie hable luego conmigo, pero que me elijan para parecer molón». Aunque saben que no, que tener muchos seguidores falsos es de todo menos molón.

Un extraterrestre que hubiera aterrizado justo ese día podría pensar que la extrema diligencia en eliminar todos esos huevos falsos tenía que ver con la importancia que dan a la comunidad, a la conversación con personas reales. El extraterrestre estaría equivocado.

Pero lo peor de esta historia de intrigas tuiteras no son los pobres que han tenido que eliminar seguidores falsos, qué va, es quién ha comprado todos esos huevos y por qué. ¿A quién beneficia atacar la cuenta de un político sumándole miles de seguidores? ¿Por qué alguien gasta dinero en hacer algo así? ¿Qué quieren conseguir?

Es evidente que la primera reacción de los afectados iba a ser denunciar el ciberataque, reconocer que les habían metido un golito y, de paso, hacerse un poco los víctimas, así que no puedo entender que alguien se haya tomado la molestia de hacer algo así, ni por qué.

Y ni siquiera me planteo la posibilidad de que haya sido una iniciativa de los afectados: me niego a pensar que nuestros líderes hayan podido urdir una jugada tan chapucera, porque quedan como la chata en cualquier caso, tanto si se lo plantearon como una opción real para aumentar el número de seguidores esperando que nadie se diera cuenta, si su intención era llamar la atención como víctimas de los malos, o si ha sido una especie de globo sonda, a ver cómo caía y las consecuencias que tenía.

Al final, esta historia se olvidará pronto. Probablemente nunca sabremos qué ha pasado, quiénes son los responsables o cuáles eran sus objetivos. Realmente, no tiene mayor importancia: las cuentas de Twitter de Rajoy, Fabra y Sánchez Castejón siguen funcionando como meros altavoces en un mundo de conversación.

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