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Cine y Series

Cómo defender a un asesino, más basura

En Pérdida de series, Cine y Series 14 marzo, 2015

Emilio Doménech

Emilio Doménech

PERFIL

Shonda Rimes sigue en su línea de dramas culebronescos con este thriller legal protagonizado por Viola Davis.

No tengo demasiado aprecio por Shonda Rimes, la egocéntrica productora que está detrás de series de TV como Anatomía de Grey o Scandal, pero lo que ha conseguido con su último proyecto, Cómo defender a un asesino, es tocarme seriamente las narices.

Cómo defender a un asesino, del título original How to get away with murder (Cómo librarte de un asesinato), sigue a un grupo de estudiantes elegidos por su profesora de derecho penal para que colaboren con ella en casos reales. La catedrática es Viola Davis (no digo a quién se parece Davis en el vídeo que enlazo porque me colgáis), así que podéis imaginaros la nula verosimilitud del adjetivo “reales” en todo este embrollo.

Desde el episodio piloto, Cómo defender a un asesino toma los flashforwards, y más adelante los flashbacks, como elementos encargados de encargados de hilar el arco argumental de la serie. El resto va adscrito a lo que ya le conocemos, a Shonda por su expediente criminal: sexo entre protagonistas, intriga de miradas penetrantes y so much drama (mucho drama, vaya).

El problema no es, en ningún caso, que el formato sea conocido o que los personjes sean todos imprevisibles y estén más guiados por las pretensiones argumentales que por su propio desarrollo, que también, sino porque además Cómo defender a un asesino es un coñazo.

Cómo defender a un asesino

Si el círculo del misterio que lidera la función es tan pequeño -son pocos personajes envueltos en un cosmos que es el campus de una universidad- y su trascendencia, tan minúscula -algo de lo que sí puede presumir Scandal porque juega en las altas esferas de la política-, Cómo defender a un asesino no tiene demasiado que ofrecer al espectador salvo que lágrimas de cocodrilo, heterogeneidad étnica, sexo cutre de canal network y frases lapidarias al final de cada episodio. Bueno, eso y la calva de Viola Davis al ritmo de ¿Qué hace tu pene en el móvil de una chica muerta?

Y ese es el otro aspecto que hace de Cómo defender a un asesino una serie de TV tan sumamente terrible: Viola Davis. Está para devolverla al anonimato. Su personaje no encaja en ningún marco psicológico humano coherente -probablemente sí lo haga en el zoo de disparates de Shonda- y ella ofrece un show esperpéntico más propio de los camerinos de Cisne negro que de la supuesta abogada más competente de Philadelphia.

Al final Cómo defender a un asesino se siente, por encima de todo, como una frustrante pérdida de tiempo. No sirve ni como guilty pleasure y estoy lejos de encontrarle respuesta a las buenas audiencias que ha cosechado hasta el cierre de temporada. Espero que al menos los ratings hayan saciado el hambre de Shonda Rimes. Y el hambre de éxito, también.

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